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    La sostenibilidad es un buen negocio para la industria de la moda.

    TRIB•ECO busca promover la creación de un ecosistema propicio para el desarrollo de la Moda Sostenible en Latinoamérica. Lo hacen a través de programas de formación, asesoría especializada, concientización y comercialización, dándole oportunidades a marcas de moda latinoamericanas de acceder a oportunidades que les permitan crecer y mejorar sus atributos de sostenibilidad, mientras crecen económicamente ofreciendo sus productos en otros lugares del mundo. TRIB•ECO quiere que el mundo conozca nuestra riqueza como región y que Latinoamérica sea ejemplo de cómo hacer negocios sostenibles, por eso compartimos su interesante visión y le apostamos a ella.

    Para los consumidores, la moda es una herramienta de expresión visual. Gracias a ella podemos elegir transmitir ciertos mensajes de acuerdo a la forma en que vestimos. Sin embargo, la manera en la que consumimos la moda ha cambiado drásticamente en las últimas dos décadas. Los consumidores de hoy compran un 60% más en prendas de ropa y zapatos que hace 15 años pero paradójicamente, y en parte por la llegada del fenómeno de la Moda Rápida o el “Fast Fashion”, hoy los consumidores conservan las prendas la mitad del tiempo de lo que solían conservarla hace 15 años.

    Los productores por su lado responden a la demanda ofreciendo prendas a precios muy bajos, con una oferta muy diversa y cambiante, sacrificando la calidad, la cual para el consumidor pasa a segundo plano, ya que las prendas no permanecen con nosotros durante mucho tiempo. Las redes sociales y el acceso a internet han hecho a los consumidores globales, por ende las tendencias llegan y pasan más rápido. Como consecuencia se genera una necesidad social de contar con las últimas tendencias. Hace 15 años hablábamos de 4 colecciones al año, hoy en día, contamos con más de 50 micro-colecciones, prácticamente una por semana. Eso por supuesto fomenta el consumo desmedido.

    Desafortunadamente el bajo costo de esas prendas, su pésima calidad y esta idea de democratización de la moda ha llegado con costos ambientales y sociales muy altos. El uso desmedido de recursos naturales, la creación de alternativas textiles sintéticas no biodegradables como el Poliéster, las condiciones deplorables a las que se enfrentan millones de empleados textiles en el mundo y el aumento en la cantidad de basura y por ende CO2 que genera la industria, demuestran que esa democratización es falsa y solo beneficia a grandes empresas. Hoy hablamos de prendas usadas en promedio 4 veces antes de ser desechadas, pero cuya vida útil supera los 200 años, en el caso concreto del poliéster, que además es la fibra sintética más usada en el mundo.

    A esto se contrapone que las nuevas generaciones y el acceso a internet han fomentado una preocupación mayor por temas sociales y ambientales. La generación de los llamados Millenials y Generación Z se sienten comprometidos con lo que pasa en su entorno y consideran que sus actos diarios contribuyen de manera activa al desarrollo de sus comunidades. El 66% de los Millenials están dispuestos a gastar más en marcas sustentables, y ese porcentaje aumenta cuando hablamos de la Generación Z para quienes la transparencia y comunicación de procesos de las marcas es muy importante a la hora de decidir qué marcas adquirir.

    Esto representa un cambio en la demanda de consumo. El consumidor global de hoy busca identificarse con sus prendas de ropa de una forma social. Quiere saber el origen e impacto de sus compras y participa activamente en la presión para generar cambios en el sistema. Nos damos cuenta del poder que estas exigencias tienen cuando vemos a empresas como Nike, Adidas, H&M, entre otras, tomando parte activa en esta generación de cambio, y encontrando un oportunidad clave de conectar con un cliente comprometido y leal.

    Nike hace poco lanzó una campaña apoyando la decisión de Colin Kaepernick de protestar de manera pacífica en los partidos de la NFL arrodillándose mientras sonaba el himno nacional de los Estados Unidos. Este apoyo por parte de Nike a Kaepernick representa un cambio sustancial en cómo se hacen negocios. Las empresas hoy están tomando parte en cuestiones sociales que son vitales para los ciudadanos. En este caso particular, al Nike apoyar una causa que no es universalmente popular se enfrenta al rechazo también de una gran parte de la población. Sin embargo, el apoyo y alcance digital que esa campaña alcanzó en unos días definitivamente valió la pena. Además los consumidores que permanecen apoyando la marca se convierten en clientes más leales y permanentes.

    Cuando las marcas deciden empezar un camino hacia la Sostenibilidad, deben ser conscientes de los riesgos que se corren, ya que los consumidores responsables son mucho más curiosos e informados y las intenciones de aparentar la sostenibilidad o como lo llaman en inglés el “green washing” las detectan muy fácilmente. Esto se puede convertir en un problema de reputación difícil de superar. En ese sentido la mejor forma de implementar la sostenibilidad en los negocios es informarse, investigar y asesorarse de expertos que ayuden en la correcta transformación de la marca. Vale la pena mencionar que con la asesoría e inversión adecuada, una marca puede transformarse y convertirse en una marca ejemplo de sostenibilidad, lo cual seguramente le representará una base de clientes fiel y un mejoramiento a nivel económico a mediano y largo plazo.

    Teniendo en cuenta lo anterior, podríamos preguntarnos si vale la pena hacer negocios de una manera sostenible. Algunos afirman que no es posible ser sostenible y seguir un modelo capitalista al mismo tiempo. A pesar de ello, desde el 2007 ha surgido un movimiento que promueve los negocios éticos, que apoyan “la fuerza del bien” apostando al comercio justo y la resolución de problemas sociales y ambientales. Hoy son más de 2600 negocios a nivel mundial en 130 sectores económicos que creen y apuestan a construir sus negocios de manera responsable y sostenible, siendo mejores con sus trabajadores y con su entorno.

    Particularmente, en la industria de la moda podríamos decir que el ser sostenible hoy ya traspasó la barrera de la tendencia para convertirse en una necesidad. Empresas como Patagonia y People Tree han sido pioneras en Sostenibilidad y son claros casos de éxito, demostrando que manejar un resultado de triple sentido, donde el impacto ambiental y social acompañan al económico es posible y tiene muchas ventajas.

    El reporte :The pulse of Fashion: 2018, realizado por el Boston Consulting Group y The Global Fashion Agenda refleja que la sostenibilidad cada año se hace más elemental para el desarrollo de los negocios en la industria de la moda. Hoy es cuestión de decidir en qué momento quieres como marca entrar a la carrera, sabiendo que mientras más pronto lo hagas más posibilidades tienes de consolidar a tu marca como pionera en Sostenibilidad.

    En Latinoamérica existe una riqueza artesanal y de técnicas textiles muy amplias. A pesar de ello culturalmente hay un interés muy amplio por lo extranjero, lo que ha hecho difícil el crecimiento de marcas de moda local. Esto hace que consolidar una marca de producción local y artesanal se convierta en un gran desafío, no obstante en años recientes ese interés por lo local, por lo hecho a mano y de manera artesanal ha crecido junto con diferentes programas tanto públicos y privados para promover el emprendimiento social.

    Actualmente emprendedores y marcas de moda en Latinoamérica han decidido innovar y apuntar a negocios que resalten la riqueza cultural, el trabajo con comunidades vulnerables y el respeto hacia la naturaleza, entre ellas podemos destacar a Awana Taller y Zoé Tejidos Culturales, marcas de diseño Colombiano donde se destaca el tejido de comunidades indígenas en la elaboración de piezas únicas que tienen una historia y contienen en su elaboración tradiciones ancestrales. Estas marcas representan a un grupo de emprendedores, diseñadores y colectivos que quieren transformar la manera de construir negocios y poner en práctica el comercio justo en nuestra región.

    A pesar del temple y disposición de muchos el mayor desafío que existe hoy para generar un cambio sistémico en la industria es el trabajo coordinado y la cooperación entre actores. Latinoamérica no es la excepción, pero para fortuna de las marcas, esta es una región donde la producción local y el impacto social van de la mano. Este 2019 ha sido un año de despertar para la industria, en donde el trabajo conjunto ha sido clave y ha quedado en evidencia con las acciones que se toman a nivel global en pro del desarrollo sostenible del planeta, entre ellas “La Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible” lanzada en la Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente, en Nairobi, Kenia el pasado mes de marzo, con el propósito de actuar y unir esfuerzos para identificar soluciones y acciones que activen las políticas necesarias para transformar una industria que produce de 8% a 10% de las emisiones globales de carbono.

    Como afirma el reporte The State of Fashion: “la industria necesita innovar e invertir conjuntamente para enfrentar los desafíos no resueltos en la cadena de valor con nuevas soluciones. Las empresas de moda deben unir fuerzas con proveedores, inversores, reguladores, ONG, instituciones académicas y consumidores para crear un ecosistema que respalde la innovación transformadora y los modelos de negocio disruptivos. Esto es especialmente importante para los pasos más difíciles en la cadena de valor: las materias primas y el final del uso. Las empresas no pueden superar estos desafíos solos”.

    En conclusión, se trata más de establecer objetivos claros sobre el reconocimiento de los diferentes actores que son claves para la industria de la moda, seguir impulsando las estrategias de sostenibilidad que se vienen desarrollando (ejemplo los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y la agenda 2030), evaluar y hacer planes de acción conociendo el estado actual de la industria en la región y el mundo, estar conscientes de la necesidad de cambiar los patrones de consumo y producción, conocer más a los consumidores que han transformado sus gustos y actualmente buscan negocios con propósitos afines a los suyos, y tener la certeza de que la sostenibilidad no es una limitación para la moda, sino una inspiración para la creatividad y el despertar de la pasión por la industria.

    Tomado de Connectamericas

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